Entrada 03: Aprender a navegar en el Mar Menor

 Si alguna vez has querido aprender a navegar, pero lo has visto complicado, caro o peligroso, tengo una buena noticia: el Mar Menor es probablemente uno de los mejores lugares del Mediterráneo para dar los primeros pasos.


Este pequeño mar interior, con su agua templada, su profundidad reducida y sus rachas suaves, es una escuela natural de vela. Aquí no hay corrientes que te arrastren ni olas que intimiden. Navegar en el Mar Menor es, en muchos sentidos, como aprender a montar en bici en un parque cerrado: el entorno protege, pero la experiencia es real.



Los cuatro rumbos del viento



Una de las primeras cosas que aprende cualquiera que se sube a un velero son los rumbos con respecto al viento. Y aunque suenen a jerga náutica, lo cierto es que se entienden con el cuerpo antes que con la cabeza. Lo primero que hay que tener claro es de donde viene el viento en todo momento y saber que no podemos ir en la dirección de la que viene.




  • Ceñida: cuando navegamos lo más cerca posible del viento a unos 45 grados, en zigzag.
  • Través: cuando el viento viene de lado, y el barco se desplaza con velocidad limpia.
  • Largo: cuando el viento sopla desde atrás y ligeramente de lado, una sensación de vuelo silencioso.
  • Popa (o empopada): cuando el viento viene completamente desde atrás, el rumbo más tranquilo (y a veces el más técnico).


En mar abierto, cada uno de estos rumbos puede sentirse distinto según la ola, el viento y el estado del mar. Pero en el Mar Menor, las olas son pequeñas, casi siempre, y no hay corrientes que compliquen el rumbo. Eso significa que puedes concentrarte en aprender a sentir el viento, a mover las velas y a manejar el timón, sin distracciones.



¿Qué barco es mejor para aprender?



Muchos cursos de iniciación se hacen en veleros ligeros, de vela ligera. Pero para aprender de verdad cómo funciona un barco de crucero —y sobre todo si sueñas con tener uno algún día— lo ideal es empezar en un pequeño crucero de 6 o 7 metros. Barcos como el mío: estables, manejables, con velas auténticas y espacio suficiente para sentarse, aprender y disfrutar.


En un par de horas puedes entender cómo funciona el viento, cómo se regula una vela, cómo se gana velocidad y cómo se cambia de rumbo. Y lo mejor: puedes hacerlo sin que parezca una clase. Solo navegando, sintiendo, probando.



¿Quieres probar?



Si te apetece descubrir si esto es lo tuyo, organizo salidas de 3 horas para aprender los conceptos básicos. No hace falta experiencia previa ni equipo especial. Solo ganas de estar en el mar y dejar que el viento haga su parte.


Escríbe un comentario con la palabra “navegar” si quieres más información o si simplemente te apetece venir a navegar.

Quién sabe, a lo mejor descubres —como yo— que esto no es solo un hobby, sino otra forma de mirar el mundo.


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